Cómo crear tu propio destino con inteligencia y acción

Introducción.

¿Crees en la suerte? ¿Piensas que hay personas que nacen con estrella y otras que nacen estrelladas? ¿Te resignas a aceptar lo que el destino te depara o luchas por cambiarlo? ¿Te sientes víctima o protagonista de tu vida?

En este libro te voy a demostrar que la suerte no existe. Al menos, no como la entendemos normalmente. La suerte no es algo que te cae del cielo, que te toca o te deja de tocar, que depende de factores externos o azarosos. La suerte es algo que tú creas con tu inteligencia y tu acción.

La inteligencia es la capacidad de comprender la realidad, de analizar las situaciones, de tomar decisiones acertadas, de resolver problemas, de aprender y mejorar. La acción es la capacidad de poner en marcha tus planes, de ejecutar tus ideas, de perseverar y adaptarte, de crear y transformar.

Con inteligencia y acción puedes crear tu propio destino. Puedes identificar y aprovechar las oportunidades que se presentan en tu camino. Puedes elegir las opciones más adecuadas para tus objetivos y valores. Puedes ejecutar tus planes con eficacia, perseverancia y creatividad. Puedes evaluar tus resultados, aprender de tus experiencias y mejorar continuamente.

En este libro te voy a enseñar cómo hacerlo. Te voy a mostrar cómo funciona el sesgo de confirmación, el efecto halo y la falacia del jugador, que son los principales obstáculos psicológicos que nos impiden ver la realidad tal como es y nos hacen creer en la suerte. Te voy a explicar cómo identificar y aprovechar las ventanas de posibilidad que se abren en tu camino, cómo elegir las opciones más adecuadas para tus objetivos y valores, cómo ejecutar tus planes con eficacia, perseverancia y creatividad, y cómo evaluar tus resultados, aprender de tus experiencias y mejorar continuamente.

Este libro no es una fórmula mágica ni una receta infalible. No te garantiza el éxito ni la felicidad. Pero te ofrece una forma de pensar y actuar que te ayudará a tomar el control de tu vida y a convertirte en el protagonista de tu historia. Te invito a leerlo con mente abierta, con actitud crítica y con ganas de aprender. Y sobre todo, te invito a ponerlo en práctica. Porque la suerte no existe. La suerte la creas tú.

1.La suerte es una ilusión: cómo funciona el sesgo de confirmación, el efecto halo y la falacia del jugador

En este capítulo te voy a mostrar cómo nuestra mente nos engaña y nos hace creer en la suerte. Te voy a explicar tres conceptos psicológicos que distorsionan nuestra percepción de la realidad y nos impiden ver las cosas tal como son. Estos conceptos son el sesgo de confirmación, el efecto halo y la falacia del jugador. Vamos a ver en qué consisten, cómo nos afectan y cómo podemos evitarlos.

– El sesgo de confirmación: cómo tendemos a buscar y recordar solo la información que confirma nuestras creencias

El sesgo de confirmación es la tendencia a buscar, interpretar y recordar solo la información que confirma nuestras creencias previas, ignorando o desechando la que las contradice. Por ejemplo, si crees que los gatos negros traen mala suerte, es probable que recuerdes las veces que te pasó algo malo después de ver uno, pero no las veces que te pasó algo bueno o neutro. O si crees que eres una persona afortunada, es probable que recuerdes las veces que ganaste algo o te salió bien algo, pero no las veces que perdiste o te salió mal.

El sesgo de confirmación nos hace creer en la suerte porque nos hace ver solo lo que queremos ver y nos hace olvidar lo que no nos conviene. Así, nos creamos una imagen distorsionada de la realidad, que se ajusta a nuestras expectativas y deseos, pero no a los hechos. El sesgo de confirmación también nos impide aprender y cambiar, porque nos hace rechazar la evidencia que cuestiona nuestras creencias y nos hace aferrarnos a ellas sin cuestionarlas.

Para evitar el sesgo de confirmación, debemos ser conscientes de él y estar dispuestos a revisar nuestras creencias cuando haya datos que las contradigan. Debemos buscar información objetiva y contrastada, no solo la que nos gusta o nos conviene. Debemos ser críticos con nuestras fuentes y con nosotros mismos. Debemos estar abiertos a otras perspectivas y opiniones. Y debemos aceptar la incertidumbre y la complejidad de la realidad, sin simplificarla ni reducirla a nuestros prejuicios.

– El efecto halo: cómo atribuimos características positivas o negativas a una persona o cosa basándonos en una sola impresión

El efecto halo es la tendencia a atribuir características positivas o negativas a una persona o cosa basándonos en una sola impresión o rasgo, sin tener en cuenta el resto de sus cualidades o defectos. Por ejemplo, si vemos a una persona guapa, es probable que le atribuyamos otras virtudes como inteligencia, simpatía o honradez, sin conocerla realmente. O si vemos a una persona fea, es probable que le atribuyamos otros defectos como torpeza, antipatía o deshonestidad, sin conocerla realmente.

El efecto halo nos hace creer en la suerte porque nos hace juzgar a las personas o cosas por su apariencia o por una primera impresión, sin profundizar en su realidad. Así, nos creamos una imagen simplificada y estereotipada de la realidad, que se basa en nuestras emociones y preferencias, pero no en los hechos. El efecto halo también nos impide conocer y valorar a las personas o cosas en su totalidad, porque nos quedamos con una idea superficial y sesgada de ellas.

Para evitar el efecto halo, debemos ser conscientes de él y estar dispuestos a conocer y valorar a las personas o cosas más allá de su apariencia o de una primera impresión. Debemos buscar información completa y diversa, no solo la que nos llama la atención o nos agrada. Debemos ser objetivos con nuestras observaciones y con nosotros mismos. Debemos estar abiertos a la variedad y la riqueza de la realidad, sin encasillarla ni etiquetarla.

– La falacia del jugador: cómo creemos que los eventos aleatorios están relacionados o tienen una secuencia lógica

La falacia del jugador es la tendencia a creer que los eventos aleatorios están relacionados o tienen una secuencia lógica, cuando en realidad no la tienen. Por ejemplo, si lanzamos una moneda al aire y sale cara varias veces seguidas, es probable que pensemos que la próxima vez saldrá cruz, porque creemos que hay una tendencia o una compensación. O si jugamos a la lotería y nos toca un número, es probable que pensemos que ese número es nuestro número de la suerte y que nos volverá a tocar, porque creemos que hay una repetición o una coincidencia.

La falacia del jugador nos hace creer en la suerte porque nos hace ver patrones o conexiones donde no los hay y nos hace ignorar el azar o la probabilidad. Así, nos creamos una imagen ilusoria y engañosa de la realidad, que se basa en nuestras intuiciones y esperanzas, pero no en los hechos. La falacia del jugador también nos impide actuar con racionalidad y prudencia, porque nos hace confiar en nuestras supersticiones y apuestas, sin tener en cuenta los riesgos o las alternativas.

Para evitar la falacia del jugador, debemos ser conscientes de ella y estar dispuestos a reconocer y aceptar el azar o la probabilidad como parte de la realidad. Debemos buscar información estadística y matemática, no solo la que nos sorprende o nos beneficia. Debemos ser lógicos con nuestros razonamientos y con nosotros mismos. Debemos estar atentos a la realidad y a sus cambios, sin anticiparnos ni aferrarnos a ella.

En este capítulo hemos visto cómo nuestra mente nos engaña y nos hace creer en la suerte. Hemos visto cómo el sesgo de confirmación, el efecto halo y la falacia del jugador distorsionan nuestra percepción de la realidad y nos impiden ver las cosas tal como son. Hemos visto cómo estos conceptos psicológicos nos limitan y nos perjudican. Y hemos visto cómo podemos evitarlos y superarlos.

Ahora ya sabes que la suerte es una ilusión. Que no depende de factores externos o azarosos, sino de tu inteligencia y tu acción. Que no es algo que te cae del cielo, sino algo que tú creas con tu mente y tu comportamiento.

En el próximo capítulo te voy a mostrar cómo puedes crear tu propia suerte. Cómo puedes identificar y aprovechar las oportunidades que se presentan en tu camino. Cómo puedes elegir las opciones más adecuadas para tus objetivos y valores. Cómo puedes ejecutar tus planes con eficacia, perseverancia y creatividad. Cómo puedes evaluar tus resultados, aprender de tus experiencias y mejorar continuamente.

Porque la suerte no existe. La suerte es una oportunidad.

Sugerencia:

Sé consciente de tus creencias y cuestiona su origen y validez. No des por hecho que son verdaderas o correctas.

Busca información objetiva y contrastada, no solo la que te gusta o te conviene. No te quedes con la primera fuente o la más popular.

Sé crítico con tus fuentes y con tus propios razonamientos. No te dejes influir por la autoridad, la tradición o la moda.

Sé abierto a otras perspectivas y opiniones. No rechaces ni descalifiques lo que no coincide con tus creencias.

Acepta la incertidumbre y la complejidad de la realidad. No la simplifiques ni la reduzcas a tus prejuicios.

Sé consciente de tus impresiones y emociones. No las confundas con hechos o evidencias.

Busca información completa y diversa, no solo la que te llama la atención o te agrada. No te quedes con una sola característica o rasgo.

Sé objetivo con tus observaciones y evaluaciones. No generalices ni exageres a partir de una sola impresión.

Sé abierto a la variedad y la riqueza de la realidad. No encasilles ni etiquetes a las personas o cosas.

Reconoce y valora las cualidades y defectos de las personas o cosas. No idealices ni demonices a nadie ni a nada.

Sé consciente de tus intuiciones y expectativas. No las confundas con probabilidades o certezas.

Busca información estadística y matemática, no solo la que te sorprende o te beneficia. No te fíes de tu memoria o tu experiencia personal.

Sé lógico con tus razonamientos y predicciones. No inventes patrones o conexiones donde no los hay.

Sé atento a la realidad y a sus cambios. No anticipes ni aferrarte a los resultados pasados.

Reconoce y acepta el azar o la probabilidad como parte de la realidad. No los niegues ni los manipules.

Conclusión

En este capítulo te he dado algunos consejos para evitar el sesgo de confirmación, el efecto halo y la falacia del jugador, que son los principales obstáculos psicológicos que nos hacen creer en la suerte. Espero que te sean útiles y que los pongas en práctica.

Recuerda que la suerte es una ilusión. Que no depende de factores externos o azarosos, sino de tu inteligencia y tu acción. Que no es algo que te cae del cielo, sino algo que tú creas con tu mente y tu comportamiento.

En el próximo capítulo te voy a dar algunos consejos para crear tu propia suerte. Cómo puedes identificar y aprovechar las oportunidades que se presentan en tu camino. Cómo puedes elegir las opciones más adecuadas para tus objetivos y valores. Cómo puedes ejecutar tus planes con eficacia, perseverancia y creatividad. Cómo puedes evaluar tus resultados, aprender de tus experiencias y mejorar continuamente. Porque la suerte no existe. La suerte es una oportunidad.

  1. La suerte es una oportunidad: cómo identificar y aprovechar las ventanas de posibilidad que se abren en tu camino
  2. La suerte es una decisión: cómo elegir las opciones más adecuadas para tus objetivos y valores
  3. La suerte es una acción: cómo ejecutar tus planes con eficacia, perseverancia y creatividad
  4. La suerte es una consecuencia: cómo evaluar tus resultados, aprender de tus experiencias y mejorar continuamente
  5. Conclusión

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