Antiguamente, nuestro sistema solar contaba con nueve planetas. El astrónomo Mike Brown, también denominado «el hombre que asesinó a Plutón», declaró que ha recibido cartas de odio de niños y llamadas obscenas a las 3 de la mañana durante años después de que su descubrimiento más célebre contribuyó a modificarlo.

Brown, docente de astronomía planetaria en Caltech, halló otro diminuto mundo conocido como Eris en el Cinturón de Kuiper, un extenso círculo de objetos congelados más allá de la órbita de Neptuno que también parece ser el hogar del antiguo planeta novedoso. El descubrimiento de 2005 provocó una serie de sucesos que llevaron a la todavía polémica eliminación de Plutón de la clasificación planetaria al año siguiente.

Sin embargo, al igual que el Cinturón de Kuiper concluyó efectivamente con un planeta novedoso, Brown y otros expertos en ciencia sostienen que podría recuperar uno.

El 14 de julio de 2015, la nave espacial New Horizons de la NASA obtuvo esta visión en color de alta resolución y mejorada de Plutón. La degradación de Plutón en 2006, tras la reconsideración de la Unión Astronómica Internacional sobre la definición de un planeta, generó una indignación masiva. Crédito: NASA/Instituto de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins/Instituto de Investigación del Suroeste de la NASA

El cinturón, considerado por los astrónomos como residuos de la formación del sistema solar, se expande 50 veces más allá del sol que la Tierra, con una región secundaria que supera casi 20 veces esa distancia. Plutón, que actualmente se clasifica como planeta enano junto a Eris, es simplemente uno de los más grandes entre las numerosas esferas heladas existentes, y no controla su propia trayectoria ni sobrepasa la trayectoria de otros objetos. Por lo tanto, no puede ser clasificado como los ocho planetas restantes, de acuerdo con las pautas fijadas por la Unión Astronómica Internacional.

No obstante, dado que los objetos del Cinturón de Kuiper se encuentran tan alejados del sol, resulta complicado su identificación. A lo largo de más de diez años, los astrónomos han estado explorando en esa región un planeta oculto que nunca ha sido detectado, pero cuya existencia se puede deducir por la conducta de otros objetos próximos. Frecuentemente se le conoce como Planeta X o Planeta Nueve.

Los elementos del Cinturón de Kuiper resultan complicados de observar y analizar debido a su lejanía del sol. Imagen: CNN/ESA

«Si hallamos otro planeta, será algo de gran relevancia», declaró Malena Rice, docente adjunta de Astronomía en la Universidad de Yale. «Podría transformar radicalmente nuestra percepción del sistema solar y de otros sistemas planetarios, y de cómo nos ubicamos en dicho contexto.» Es verdaderamente cautivador – existe un gran potencial para adquirir un gran conocimiento sobre el universo.

La emoción se encuentra acompañada de cierta polémica. Diversas disciplinas poseen teorías contradictorias acerca del planeta en sí mismo, mientras que algunos científicos sostienen que no existe en absoluto.

«Obviamente existen escépticos a gran escala sobre el Planeta Nueve; es un tipo de asunto polémico», afirmó Rice. «Algunas personas confían con gran entusiasmo en que existe.» Algunos individuos experimentan una intensa sensación de que no existe. Existen muchos debates al tratar de determinar qué es y si está presente. Sin embargo, este es el rasgo distintivo de un tema verdaderamente interesante, ya que de otra manera las personas no tendrían puntos de vista críticos al respecto.

A corto plazo, el debate podría terminar, cuando a finales de 2025 se ponga en marcha un nuevo telescopio capaz de explorar todo el cielo accesible cada pocas noches. Hasta ese momento, un grupo de científicos sostiene haber hallado las evidencias más persuasivas hasta ahora de que el planeta oculto es auténtico.

El telescopio que posee la cámara digital más grande del planeta transformará radicalmente la astronomía.

Una ilustración artística representa el teórico Planeta Nueve, que según Batygin y Brown, posee entre cinco y siete veces la masa terrestre. Una teoría de competencia sugiere que existe un planeta escondido en el Cinturón de Kuiper de tamaño reducido, con una masa que oscila entre 1,5 y 3 veces la de nuestro planeta. Financiamiento: Caltech/R. Hur

La necesidad de buscar más evidencias

Algunos científicos sostienen que hoy en día, los científicos han identificado muy pocos de estos objetos distantes transneptunianos para derivar conclusiones acerca de sus órbitas.

«Contamos con alrededor de una docena de estos objetos», sostiene Renu Malhotra, docente de Ciencias Planetarias en la Universidad de Arizona, «aunque solo vemos los más resplandecientes, y únicamente una mínima porción de ellos, ya que los observamos cuando se aproximan al máximo al sol».

Las observaciones realizadas por el telescopio Webb sugieren un choque de asteroides de gran envergadura en un sistema planetario próximo.

Según Malhotra, los datos están influenciados por un sesgo de observación, motivo por el cual los investigadores presentan opiniones escépticas acerca de esto. Sheppard, de la Institución Carnegie para la Ciencia, es uno de los autores del estudio de 2014 que motivó la investigación de Batygin.

«A estas alturas, confiábamos en haber descubierto muchos más de estos objetos extremadamente transneptunianos», expresó Sheppard en un email. «Desagrupar varias decenas de estos nos permitiría establecer con confianza si realmente se encuentran agrupados en el espacio o no.» Sin embargo, lamentablemente, aún nos encontramos en el campo de las estadísticas de números pequeños, ya que son mucho más escasos de lo que se anticipaba inicialmente. Actualmente, podría afirmar que existe un planeta supertierra en un sistema solar remoto, pero no podemos asegurarlo con gran certeza.

Según Malhotra, la polémica puede llegar a ser intensa. «Los científicos poseen diferentes tipos de personalidad, al igual que todos los demás.» Algunos muestran mayor agresividad con su ciencia, mientras que otros muestran mayor complicación», afirmó. «Se percibe que la noción de un Planeta Nueve con masa de Neptuno está siendo promovida de manera más agresiva de lo que las estadísticas pueden justificar».

Malhotra colabora en un estudio de agosto de 2017 que propone la existencia de un planeta de dimensiones similares a Marte en el Cinturón de Kuiper, aunque no descarta completamente la hipótesis del Planeta Nueve.

«Se encuentra en el aire.» Está precisamente en el margen de la interpretación estadística», afirmó. «Sin embargo, en la física que conocemos y en las observaciones, no existe nada que nos permita descartar la posibilidad de grandes planetas a decenas de veces la distancia de Neptuno al sol».

Por supuesto, observar directamente el planeta terminaría con toda polémica, pero todos los esfuerzos realizados hasta el momento han sido infructuosos.

Batygin es coautor de una investigación de marzo que empleó datos del telescopio Panoramic Survey Telescope and Rapid Response System, o Pan-STARRS, en el observatorio de Hawai. Esto posibilitó a los científicos examinar el 78% del cielo donde se supone que se encuentra el Planeta Nueve… pero no lo hallaron.

«Ha sido un auténtico empeño», expresó acerca del intento, mencionando el desafío de trabajar con telescopios por solo unos días de tiempo asignado, mientras se batallaba contra las fallas de los equipos y la climatología desfavorable.

Según Batygin, es extremadamente complicado avistar un objeto tan remoto sin tener claro dónde enfocarse, similar a intentar localizar un blanco con un rifle de francotirador en vez de unos binoculares.

«El cielo es un sitio muy, muy amplio cuando se persigue algo tan angustiosamente íntimo», afirmó. «Este objeto es aproximadamente 100 millones de veces menos resplandeciente que Neptuno; eso es verdaderamente impulsar hacia el límite de lo que se puede alcanzar con los telescopios absolutamente más grandes del mundo en este instante».

El sistema de respuesta rápida Panoramic Survey Telescope and Rapid Response System, conocido como Pan-STARRS, ubicado en Hawai, brindó a los científicos la posibilidad de examinar el 78% del cielo donde probablemente se encuentre el Planeta Nueva. Sin embargo, hasta el momento, los esfuerzos de los científicos para observar directamente el planeta teorizado han sido infructuosos. Imagen: NASA

También se han limitado otras investigaciones, como la llevada a cabo en diciembre de 2021 con el Telescopio Cosmológico de Atacama, en Chile. «Debí experimentar con decenas de miles de órbitas distintas.» Finalmente no hallé nada», declaró Sigurd Naess, el principal responsable de la investigación, científico del Instituto de Astrofísica Teórica de la Universidad de Oslo, Noruega.

Afirmó que la precisión del instrumento era lo suficientemente alta para haber logrado identificar un planeta en un área que representaba entre 300 y 600 veces la separación entre la Tierra y el Sol.

«Eso basta para ser informativo, pero no alcanza a refutar completamente el Planeta Nueve», expresó Naess en un correo electrónico.

La NASA te guía a través de extraordinarios exoplanetas con océanos de lava o con pasto verde.

Un potencial «capítulo nuevo»

Dentro de controversias y puntos de vista distintos, todos los investigadores concuerdan en un punto. Un telescopio de gran angular en proceso de construcción podría poner fin rápidamente a la discusión, cuando los científicos de la Fundación Nacional para la Ciencia de los Estados Unidos y de la Universidad de Stanford comiencen sus actividades científicas a finales de 2025. El Observatorio Vera C. Rubin, que posee la cámara digital de mayor tamaño jamás edificada, está situado en la cumbre de una elevación de 2.500 metros en el norte de Chile.

«Es un telescopio de vanguardia que investigará en todo el cielo accesible cada pocos días», afirmó Batygin. «Podría encontrar de forma directa el Planeta Nueva, lo que representaría una conclusión impresionante de la búsqueda y inauguraría un nuevo episodio.» Al menos, hallará una tonelada adicional de objetos en el Cinturón de Kuiper. Sin embargo, aunque no descubra ni un solo objeto nuevo, bastará para corroborar la hipótesis del Planeta Nueva, ya que verificará todas las estadísticas, todos los patrones que observamos mediante un sondeo autónomo.

El Observatorio Vera C. Rubin, que iniciará sus actividades científicas a finales de 2025, posee la cámara digital de mayor tamaño a nivel mundial y podría poner fin a la discusión acerca del planeta encubierto. Observatorio Vera C. Rubin

Rice coincide en que el telescopio aportará significativamente a esclarecer el debate y tratará de manera clara el asunto de la relevancia estadística de la alineación de los objetos transneptunianos, el aspecto crucial de las pruebas del Planeta Nueva.

Si el telescopio Rubin descubre una supertierra, afirmó Rice, sería fascinante ya que estos objetos celestes, que se encuentran entre las dimensiones de la Tierra y Neptuno, son una clase frecuente de exoplaneta.

«No contamos con ninguno en el sistema solar, lo que resulta verdaderamente inusual, y ha sido un misterio abierto debido a la presencia de tantos de ellos en sistemas orbitando otras estrellas – sería asombroso investigar de cerca uno de estos, ya que los exoplanetas se encuentran tan distantes que resulta complicado adquirir una comprensión auténtica de su estructura física», declaró Rice.

Descubrir un planeta de menor tamaño también generaría entusiasmo, agregó Rice, ya que cada planeta del sistema solar resulta extremadamente valioso para obtener datos acerca de los miles de exoplanetas similares que los científicos están hallando en toda la galaxia.

¿Y si nada se muestra? Sigue siendo beneficioso tener la certeza de cuántos planetas existen, sostiene Rice. «Creo que es muy humillante no saber el número de planetas en nuestro propio sistema solar».

Esto implica que incluso los conocimientos que muchas personas adquirieron de los libros de texto en su infancia pueden variar, conforme los científicos descubren más datos acerca del universo. «De hecho, eso es algo asombroso», agregó. «El saber humano está en constante cambio: en ocasiones se presentan cambios significativos, en otras es simplemente un debate de ida y vuelta.» Es una muestra entretenida y simbólica del proceso científico.

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