Si lo miras con un prisma, podrás ver que la luz solar se divide en rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta, es decir, todos los colores del espectro visible.

En otras palabras, ¡el Sol tiene los mismos colores que un arcoíris!

De hecho, los arcoíris son ni más ni menos que luz solar que atraviesa gotas de agua en la atmósfera que actúan como pequeños prismas.

Sin embargo, antes de que empieces a dibujar un alegre Sol multicolor debemos aclararte que tampoco sería enteramente correcto decir que es de varios colores.

Porque, cuando la luz de todos esos colores que emite el Sol se mezclan, lo que se obtiene es luz de un solo color, y quizás te sorprenda saber cuál es.

¿Quieres una pista?

Mira las nubes, que reflejan la luz solar. No son ni amarillas, ni multicolores. Son blancas, porque ese es el color que verdaderamente emite el Sol.

Por qué lo vemos amarillo
Cada color del espectro solar tiene una longitud de onda diferente.

En una punta está el rojo, que tiene la onda más larga. Las ondas se van acortando… del naranja, al amarillo, al verde, azul e índigo, hasta llegar al violeta, que tiene la onda más corta.

Los fotones o partículas de los colores de ondas más cortas se dispersan y agitan más que los de ondas más largas.

Sin embargo, como en el espacio la luz se mueve sin resistencia, no hay nada que distorsione los fotones.

Por eso, si miramos el Sol desde el espacio, los fotones alcanzan nuestra corteza visual -la parte del cerebro responsable del procesamiento de la información visual- de forma simultánea y el resultado es que vemos una luz blanca.

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